sábado, 24 de octubre de 2009

Psiconomía


Cajamadrid es, de nuevo, terreno de batalla. Dos son las que se libran en la entidad:


La primera es la que se lleva los titulares: la del morboso pulso entre Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, que intentan imponer a sus respectivos candidatos: Rodrigo Rato el primero; Ignacio Gonzalez --vicepresidente de la Comunidad-- la segunda. Sus intrigas privadas y sus declaraciones públicas atizan ese fuego en diarios e informativos.

Pero esa primera batalla personal es un espejismo que esconde la guerra realmente importante: la que debiera decidir qué modelo deben seguir las cajas de ahorro: si entidades tecnificadas (presididas por profesionales de reconocido prestigio, como dicta vagamente la ley) o si entidades politizadas (dirigidas por cargos públicos, como impone la realidad).

El debate es clave para el futuro financiero de España. Pero no es sólo una cuestión de modelo ni de ideales. Es –sobre todo—una “cuestión de pasta”. En 2008, Cajamadrid ha dado a quienes luchan por controlarlas (a las Administraciones Publicas) créditos por valor de 3.372 millones de euros, un 10% mas que el año anterior, mientras cerraba el grifo a los particulares como recoge su memoria financiera.


Las cajas son las que han financiado las fantasías políticas más absurdas del poder, bien en forma de aeropuertos bajo control socialista (como el de Ciudad Real, en Caja Castilla-La Mancha), bien de ruinoso parque temático para el PP (como Terra Mítica y Bancaixa). Así que, cuando hablamos de que la política quiere controlar las cajas, estamos hablando de algo tan prosaico como que quiere controlar el dinero de la caja. En esta ocasión, la guerra es de mas de 3000 millones de euros.
En el aire esta ahora quien ganara: si el PP de Aguirre o el PP de Rajoy. Pero si la batalla sigue su curso, lo único claro ya es quien la perderá: las cajas y el sistema financiero español. Al fin y al cabo, cuando dos elefantes se pelean, quien pierde siempre, es la hierba.


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